Por: Celina Naranjo
ACEPTÉMOSNOS TAL COMO SOMOS
Hola, amigas y amigos:
Ninguna mujer debería plantearse jamás esa pregunta que es tan recurrente y cotidiana: "¿Qué tiene ella que no tenga yo?", porque todas somos igualmente valiosas y cada una de nosotras tenemos algo muy especial.
Hay un concepto que ha cobrado vigencia en los últimos años: la auto-estima, que desde mi punto de vista, es fundamental entenderlo y manejarlo bajo nuestros propios esquemas y estándares para acceder a una vida más plena.
Independientemente de la edad, en el caso específico de nosotras las mujeres, somos muy susceptibles de aumentar o disminuir la auto-estima en función de factores diversos y resultamos muy afectadas cuando esto sucede, pues influye de manera determinante en nuestro desarrollo social, afectivo, laboral, escolar o profesional.
La auto-estima es un sentimiento valorativo de nuestro propio ser: de quién soy, del conjunto de rasgos físicos, mentales y espirituales que conforman nuestra personalidad. Necesitamos aceptarnos tal como somos y en caso de no gustarnos, pues buscar la manera ser mejores.
Es un hecho que querernos a sí mismas resulta indispensable, como indispensable es tener una escala de valores, en la que cada una ponga sus propios atributos y virtudes, y se jerarquicen algunos rasgos sobre otros, de acuerdo con lo que a nuestro propio juicio se considera más importante.
Si nos calificamos de acuerdo a los cánones que dicta “la sociedad”, ese gran ente de mil cabezas, para algunos la inteligencia y la bondad son los atributos más significativos, cuando para otros la belleza y el carisma los supera; incluso amplios sectores se rigen por el materialismo, la economía y las finanzas: es decir, vales según lo que tienes. Si nos guiamos bajo este precepto, estaremos en serios problemas, condenadas al fracaso y la frustración.
Luego entonces, para construir y fortalecer el amor a nosotras mismas (que es básico para poder amar a los demás), que sea verdadero y nos lleve a la plenitud, lo primero es que nos preguntemos qué entendemos por amor.
Comparto una reflexión de Joseph Zinker sobre este punto: “el amor es el regocijo que siento por la mera existencia de alguien” y el ejemplo más claro de esto es el amor de los padres hacia sus hijos: el hecho de que un hijo nazca, de que exista, es motivo de gran felicidad; no importa lo que haga, basta con que sea. Maravilloso sería que pudiéramos desarrollar con nosotras mismas una relación similar.
Cuando aprendamos a querernos, seguramente disfrutaremos de nuestra autenticidad (sin el afán vano de aparentar lo que no somos), valoraremos nuestra madurez, ya que dejaremos de ver y desear lo que no tenemos y seremos conscientes de que todo lo que nos ha sucedido contribuye a nuestro crecimiento personal.
El respeto por nosotras mismas se convertirá en algo fundamental, ya que entenderemos como puede ser ofensivo forzar alguna situación o a alguien, sólo para cumplir nuestros deseos, aún sabiendo que no es el momento o la persona adecuada, estaremos preparadas a dejar amistades, situaciones, trabajos, cualquier cosa que nos desanime y de esa manera daremos entrada a nuestro amor propio.
Dejaremos de revivir el pasado, nos mantendremos en el presente, y nos (pre)ocuparemos más por el futuro; con esto aprenderemos a ser plenas. En definitiva, cuando pongamos la mente al servicio de nuestro corazón, ésta se convertirá en nuestra mejor aliada.
Es verdaderamente importante que cada una de nosotras esté consciente que tiene el control de la vida que lleva y de los valores que practica.
Seamos genuinas, dejemos de seguir estereotipos o modelos que sólo contribuyen a desdibujar la esencia de nuestro ser, dejemos de imitar prototipos y querer ser aceptadas por una sociedad inmersa en el consumismo, que únicamente contribuye a que estemos cada día más inconformes con lo que somos.
Debemos recordar que somos seres únicos e irrepetibles y que una marca de ropa, vestido, zapatos de moda o los accesorios más “in” o más “nice”, no nos otorgan más o menos valor.
No debemos permitir bajo ninguna circunstancia que nuestra auto-estima baje, se eclipse o destruya; tenemos que aprender a confiar más en nosotras mismas. Aceptémonos tal como somos, sin cuerpos perfectos ni caras bonitas.
Seamos auténticas, disfrutando lo que tenemos cada una de nosotras: cada ser humano es diferente, por tanto muy especial, dejemos que nuestro corazón y pensamiento nos guíen y que nuestros sentimientos se conviertan en la poderosa brújula que nos lleve a un destino feliz. Ahora es el momento de ser felices…. ¡Hagámoslo!
>>> Esta columna se publicó el miércoles 6 de abril de 2011 en Diario de Colima, El Comentario, Colimán y El Mundo, así como en los portales informativos de internet: www.quadratincolima.com.mx, www.colimanoticias.com, www.periodicosenda.com, www.colimapm.com, www.elbuenvecino.com.mx