Comala, Colima, Mexico
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miércoles, 27 de abril de 2011

Simplemente Mujer

Por: Celina Naranjo
(celynaranjo10@yahoo.com.mx)





CIFRAS OFICIALES, CUENTAS ALEGRES




Hola, amig@s:



Viendo uno de los noticieros nacionales hace unos días, escuché al Presidente Felipe Calderón Hinojosa, hablar con un grupo de empresarios en Torreón, Coahuila; con quienes se disculpó por estar un poco mal de la garganta, para luego iniciar con su discurso.



Ahí, el mandatario mexicano mencionó una serie de datos, de políticas públicas y estadísticas, de lo que su gobierno ha venido realizando en el último año.



Destacó que nuestro país cerró el 2010 con una tasa de crecimiento del 5.5 por ciento (la más alta en toda la década, se ufanaba el Jefe de la Nación) y agregó que fue un año de crecimiento en el empleo, asegurando que hubo 852 mil nuevas fuentes laborales.



El titular del Ejecutivo estableció que el sector industrial aumentó más del 6%, el mayor crecimiento desde 1997 y las exportaciones en particular llegaron a su cifra máxima en la historia del país, casi 300 mil millones de dólares, decía.



Calderón subrayaba que en las finanzas públicas se ha generado un ambiente que está dando estabilidad al crecimiento económico del país. Las cosas van bien para este 2011, según el diagnóstico presidencial.



Así siguió hablando en términos económicos del presupuesto de egresos, del Fondo Monetario Internacional, que pronostica un crecimiento del 4.6% para 2011, de cómo se han retomado las finanzas públicas, y justificó el aumento al precio de la gasolina y hasta hizo un comparativo con Europa.



Explicó por qué había desaparecido Luz y Fuerza del Centro, ya que era una empresa altamente improductiva que nos costaba (a todos los mexicanos, no al gobierno) 50 mil millones de pesos al año en subsidio; es decir, más de lo que se aportaba, entonces, al combate a la pobreza.



Casi al final de su mensaje, Calderón dijo en tono enfático: amigas y amigos, hicimos lo correcto y hoy nuestra economía está premiando, si podemos decirlo así, a través del crecimiento -con empleo-, este esfuerzo.



No soy economista ni tengo los elementos para rebatir o cuestionar las cifras y estadísticas que ofreció nuestro Presidente, pero a fuerza de ser sincera, a mí como a docenas de millones de mexican@s, no me convencen ni me cuadran los números oficiales y las cuentas alegres.



Basta acudir a la tienda de abarrotes, al mercado, al centro comercial o a cualquier establecimiento: carnicerías, farmacias, zapaterías, restaurantes o al más modesto changarro (para hablar en términos del ex presidente Fox), para corroborar los altísimos precios en todos los artículos, incluidos por supuesto los de la llamada “canasta básica”.



Es muy doloroso e indignante para padres de familia y amas de casa, ver cada día que el dinero ya no alcanza, se compran menos productos y el presupuesto considerado para la semana o la quincena es el mismo; y eso si bien nos va, pues de lo contrario, la cuenta sube por lo menos cincuenta o cien pesos.



Dónde están o hasta cuándo se reflejarán en nuestra bolsa los supuestos beneficios anunciados por el Presidente, o será que tendremos que volvernos expertas para entender que ahora hay más excedentes petroleros, que aumentaron la remesas de dólares, que se incrementa el turismo a nuestro país con su consiguiente derrama económica y que el Producto Interno Bruto es el mejor en la historia de nuestro país.



Estoy segura que lo que usted y yo queremos, es tener la oportunidad de vivir con tranquilidad: cuando menos comprar lo básico para nuestra familia y cubrir las necesidades elementales sin tanto sobresalto: los alimentos, la ropa y las colegiaturas de nuestros hijos, así como el sustento y medicinas de nuestros padres, que en la gran mayoría de las veces dependen de nosotros.



Es lamentable ver como se marca la brecha entre los niveles sociales: son casi 55 millones los mexicanos que viven en pobreza o pobreza extrema, en tanto que la llamada “clase media” lejos de avanzar y escalar peldaños sociales, tiende a desaparecer para engrosar las filas de los sectores más vulnerables. Es una ecuación asaz sencilla: menos ricos, más pobres.



No entiendo esas cifras oficiales y cuentas alegres; en verdad desearía que fuera puritita ignorancia mía en materia de economía y no una realidad que nos golpea en la cara y está afectando cada día que pasa a millones de mexicanos.



De cualquier forma los invito a no perder la fe, que pongamos todas las ganas posibles cada quien desde su trinchera y tratemos de rescatar nuestra nación, a nuestro México, con esfuerzo sostenido, con trabajo honrado y cumpliendo cada uno con su deber ciudadano, aportando lo que nos corresponde, para de esa manera coadyuvar con nuestras autoridades municipales, estatales y federales.



Como siempre y a pesar de todo, estoy segura que ahora es el momento de ser felices…. ¡Hagámoslo!