Comala, Colima, Mexico
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jueves, 14 de abril de 2011

Simplemente Mujer

Por: Celina Naranjo



NUESTROS HIJOS, PRESENTE Y FUTURO DEL MUNDO



Hola, amigas y amigos:

Estoy segura que no hay nada que nos motive más en la vida, que nos haga luchar por nuestros sueños, que nos aliente a salir adelante y que nos de fortaleza para alcanzar nuestras metas que nuestros hijos… nuestros niños.

Si en algún momento sentimos que claudicamos, quienes tenemos la bendición de ser madres (y también padres, por supuesto), únicamente necesitamos pensar en ellos para que de manera automática se conviertan en el mayor aliciente, y lo que parecía insoportable o hasta imposible se convierte en un reto a vencer.

En virtud de que abril es considerado el “mes de la niñez”, quiero dedicar este artículo a todos ellos: a los niños y niñas que día a día nos entregan su alegría, su inconmensurable amor, su naturalidad, sus ganas de vivir y algo tan espontáneo cuan maravilloso: sus sonrisas desbordantes.

Cuántas veces llega a casa papá o mamá, después de una larga y a veces complicada jornada de trabajo, pero si tiene la bendición de encontrar a sus hijos despiertos, recibe el mejor regalo del día: una sonrisa franca, un fuerte abrazo y muchas veces una buena dosis de curiosidad, que dicho sea de paso, en ocasiones nos pone en aprietos.

Ah, porque qué maravilloso es ese gusto que tienen l@s niñ@s por investigar, por saberlo todo, por descubrir el mundo que los rodea; pero entonces surge la gran interrogante: ¿cómo responder a sus innumerables preguntas?, tomando en cuenta que a los pequeños no les satisfacen los grandes discursos, ni las largas explicaciones y en muchas ocasiones sus mil y un “por qué” nos dejan sin aliento o nos ponen contra la pared, preguntándonos ¿y ahora que le contesto?


Para reunir toda la información que necesitan, usan los “por qué” como vía natural de aprendizaje y aun cuando en ocasiones sea cansado, los padres y madres debemos sentirnos contentos, ya que con esa conducta de nuestros pequeñines nos están demostrando cuanto confían en nosotros.

La niñez es un tema inagotable que da para hablar y escribir tanto, desde darnos cuenta cómo transforman positivamente el día a día de un hogar, y cómo a los compromisos y responsabilidades ya existentes, se suman otras: la de educar al pequeño y acompañarlo en su desarrollo y crecimiento.

Qué decir del lazo indisoluble que en la gran mayoría de los casos existe entre los abuelos y los nietos, ya que éstos ven en sus abuelos a los amigos y guías que se convierten en sus mejores aliados, pues son solidarios, cariñosos, divertidos y en no pocas ocasiones, cómplices de sus travesuras infantiles.

Por lo general, l@s abuel@s disfrutan intensamente de la compañía de sus nietos y viceversa. Estar con ellos es una forma de renovarse, sentirse jóvenes, actualizados y por supuesto, importantes a los ojos de los descendientes; es una retroalimentación sorprendente estar con Tita, Tito, Yaya, o simplemente con “mi abue”.

Hay millones de niños y niñas en el mundo entero. Peques felices, en familias constituidas con sólido núcleo, los que gozan libremente de la vida; pero desafortunadamente existen también millones de niños tristes: no deseados, abandonados, niños que sufren y mueren en guerras, niños que padecen hambre y enfermedades, chiquitos que sufren de explotación, injusticias y analfabetismo.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) fue creado en 1946 para ayudar a los niños de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. En 1953, la Unicef se convirtió en instancia permanente y fundamental dentro de la ONU, encargada de ayudar y proteger los derechos de niños y niñas.

Durante más de medio siglo, Unicef ha proporcionado alimento, ropa y atención médica a niños de todo el mundo, y ha intentado satisfacer sus necesidades más elementales. Esta organización es la mayor proveedora de vacunas para los países en desarrollo, trabaja para mejorar la salud y la nutrición de la infancia, la protección de los niños y niñas contra la violencia, la explotación y el VIH/SIDA.

La inmunización es materia directa en la que interviene la Unicef, dentro de la cual ha incluido mejoras en la salud de los niños del mundo, por lo menos durante los últimos 20 años. Sin embargo, pese a este esfuerzo, más de 2 millones de niños mueren cada año por enfermedades que pudieron haberse prevenido con la aplicación oportuna de vacunas económicas.

Unicef está financiado en su totalidad, por las contribuciones voluntarias de miles de personas, empresas privadas, fundaciones internacionales y los propios gobiernos de diversos países. Una de sus prioridades es evitar la prostitución en zonas de extrema pobreza. Los derechos humanos son áreas de acción de Unicef e incluyen el desarrollo de la niñez, de la adolescencia, y la participación en los patrones de vida, basándose en la educación.

En cualquier lugar del mundo, los niños tienen el derecho inalienable de crecer y desarrollarse de forma saludable, de disfrutar de una alimentación adecuada, vivienda digna educación y servicios médicos con calidad y calidez, que les permitiría vivir en condiciones de igualdad, para llegar a ser un miembro útil dentro de la sociedad.

Sin duda es una tarea ardua y sumamente difícil ayudar y ser justos con todos los niños del mundo, aun cuando lo quisiéramos, pero si podemos hacerlo en nuestro entorno: en cada hogar, en la colonia, la comunidad rural o en nuestra ciudad y en todo el estado; en nuestro país: nuestro lindo y maravilloso México.

No debemos olvidar que aunque existen instituciones municipales, estatales, nacionales e internacionales, conformadas con esa finalidad (entre ellas el DIF) que cumplen maravillosamente su función, el compromiso primigenio y real está dentro de cada familia, que es la base de toda sociedad, ahí es donde debemos brindar a nuestros niños además de todo lo básico –casa, vestido y sustento-, valores, amor, comprensión, tolerancia, hacerlos personas de bien.

Entreguémosles lo mejor de nuestros corazones, para que con amor los niños guíen al mundo, tenemos que formar conciencia de justicia y de lucha, pero una lucha de palabras y no de armas. Regalémosles un mensaje de paz. Ahora es el momento de ser felices…. ¡Hagámoslo!



(Artículo publicado en Diario de Colima el miércoles 13 de abril de 2011)