(celynaranjo10@yahoo.com.mx)
MADRE SOLTERA
A lo largo de mi vida me he encontrado a un sinnúmero de mujeres (madres de familia) que por diferentes circunstancias se encuentran educando, luchando, trabajando sin escatimar esfuerzo alguno para conseguir lo necesario para sus hijos, dentro de sus posibilidades…. pero solas, completamente solas.
Es un tema que se debe tratar con mucho delicadeza, pero sobre todo con gran respeto para todas aquellas mujeres que por decisión propia o como resultado de una canallada, se convierten en madres solteras, porque que se sienten capaces de afrontar social y económicamente este compromiso de suyo delicado, decididas a llevar ambos roles.
Valoremos la decisión de aquellas mujeres que aman, se entregan y son capaces de dar la vida por el hombre que creen será el compañero de su vida y que al darse cuenta que por miedo, cobardía o sencillamente porque no se sienten preparados para afrontar una situación de esta magnitud, las abandonan, muchas veces sin una explicación o sin volver a dar la cara.
En ese momento, ellas se dan cuenta que vienen momentos tremendamente difíciles, pero también saben que tal vez sin quererlo esa persona les ha dejado el más hermoso regalo -un hijo-, y al mismo tiempo la misión suprema: dar vida, brindar confianza, alentar esperanzas, cumplir sueños, curar heridas, sanar el alma… transformando cada acción en escudos que las hacen ganar cualquier batalla, y volviéndose su razón para seguir luchando.
También están aquellas mujeres que habiendo tenido un hijo dentro de una familia “debidamente” constituida, de pronto se quedan solas por algún acontecimiento o desgracia que les arrancó a sus esposos de su lado.
Para todas ellas, las mujeres que se convierten en madres solteras (o solas, por viudez, divorcio o separación), todo mi reconocimiento y admiración, por su fortaleza, dedicación y empeño; por su tenacidad, férrea voluntad y fe inquebrantable; por la entrega día tras día para sacar adelante a sus hijos y hacerlos hombre y mujeres de bien.
Pero sobre todo, quiero manifestarles mi respeto por tomar una decisión tan importante y difícil a la vez, de preservar el don de la vida, superando cualquier miedo al rechazo social e incluso familiar, pues tuvieron la valentía de enfrentar los prejuicios de la sociedad y la familia que critica y juzga, sin saber las circunstancias que las llevaron a ser madres solteras.
Creo que tanto gobierno como sociedad, y sobre todo al interior de los núcleos familiares, debemos fomentar una comunicación abierta y clara con nuestros hij@s, para hacerles ver que tales acontecimientos alterarán sus proyectos de vida y que tomen conciencia de la enorme responsabilidad que esto implica.
A todas las mamás del mundo, y de manera especial a mi amada madre Hilda González Figueroa de Naranjo, les deseo que Dios las Bendiga y les recuerdo que ahora es el momento de ser felices…. ¡Hagámoslo!
Publicado en el Diario de Colima (Suplemento Diario Mujer), el miércoles 1 de junio de 2011
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