Por: Celina Naranjo
EL SENTIDO COMÚN
Hola, amig@s:
Tod@s nos encontramos en algún momento, frente a decisiones que debemos tomar, desde las cotidianas hasta las de fundamental importancia, pero de uno u otro modo por fuerza tendremos que optar por alguna de ellas.
En muchas ocasiones nos sentimos confundid@s y hasta perdid@s para poder (según nuestro propio criterio) elegir la correcta, no sabemos cuál es en realidad el camino correcto, pero de uno u otro modo por necesidad debemos tomar tal decisión.
Nadie conoce el porvenir ni puede adivinar el futuro y por ello nunca sabemos a ciencia cierta a dónde nos conducen los caminos que elegimos.
Existen tal cantidad de factores que influyen en el desenlace de una situación que es imposible tener certeza de lo que sucederá, pero a pesar de todo eso existe algo que se llama ¨sentido común¨ que nos puede orientar a tomar las decisiones más sensatas.
El sentido común es una facultad que posee la generalidad de las personas, para juzgar razonablemente las cosas, se define también como la capacidad de decidir y en consecuencia actuar de manera acertada y razonable. Implica usar la capacidad de pensar sin que necesariamente se tenga una capacidad intelectual elevada.
Personalmente, en diversas ocasiones me he dado lo que llamamos “frentazos” y me he llegado a cuestionar porque no analicé, razoné o consideré cierta decisión que mal tomada me ha llevado a conseguirme problemas y me he dicho: ¨Dios Santo Celina, ¿dónde quedó tu sentido común?”.
El sentido común puede desarrollarse mediante buen juicio, sensatez, observación, educación y experiencia. Con el tiempo (se supone) aprenderemos a hacer mejor las cosas, pero para aprender de nuestros errores deberemos tener humildad.
A pesar de que desarrollar todos esto lleva su tiempo, siempre estará a nuestro alcance, pero desafortunadamente la mayoría de las veces lo analizamos hasta que cometemos tremendos errores.
Y aunque existe una frase común que dice “nadie experimenta en cabeza ajena”, es importante tener la humildad de aceptar las recomendaciones, sugerencias o advertencias de quienes están a nuestro alrededor, máxime si se trata de nuestros seres amados: padres, hermanos, pareja, etc. que por lógica siempre buscarán nuestro bienestar, evitándonos tragos amargos a causa de no escuchar los consejos.
Desarrollar el sentido común es muy útil, pues nos ayuda que nuestra vida sea más agradable y nos ahorra malos momentos. Además, nos libra de la frustración, la tristeza y la vergüenza de hacer las cosas sin pensar y sobre todo cuando afectamos a terceros, aun cuando nuestros actos no tuvieran mala intención.
El sentido común va más allá de sencillamente seguir un conjunto de instrucciones y reglas detalladas hay que aprender a analizar la información y sacar conclusiones acertadas.
Aunque tal vez queramos atender muchas responsabilidades, tenemos que usar buen juicio y no ir más allá de nuestras fuerzas y capacidades.
El sentido común nos ayudará a encontrar un equilibrio razonable que nos permita lograr lo que necesitamos sin perder la paz.
A tod@s ustedes les deseo que Dios les Bendiga y les recuerdo que ahora es el momento de ser felices…. ¡Hagámoslo!
Tod@s nos encontramos en algún momento, frente a decisiones que debemos tomar, desde las cotidianas hasta las de fundamental importancia, pero de uno u otro modo por fuerza tendremos que optar por alguna de ellas.
En muchas ocasiones nos sentimos confundid@s y hasta perdid@s para poder (según nuestro propio criterio) elegir la correcta, no sabemos cuál es en realidad el camino correcto, pero de uno u otro modo por necesidad debemos tomar tal decisión.
Nadie conoce el porvenir ni puede adivinar el futuro y por ello nunca sabemos a ciencia cierta a dónde nos conducen los caminos que elegimos.
Existen tal cantidad de factores que influyen en el desenlace de una situación que es imposible tener certeza de lo que sucederá, pero a pesar de todo eso existe algo que se llama ¨sentido común¨ que nos puede orientar a tomar las decisiones más sensatas.
El sentido común es una facultad que posee la generalidad de las personas, para juzgar razonablemente las cosas, se define también como la capacidad de decidir y en consecuencia actuar de manera acertada y razonable. Implica usar la capacidad de pensar sin que necesariamente se tenga una capacidad intelectual elevada.
Personalmente, en diversas ocasiones me he dado lo que llamamos “frentazos” y me he llegado a cuestionar porque no analicé, razoné o consideré cierta decisión que mal tomada me ha llevado a conseguirme problemas y me he dicho: ¨Dios Santo Celina, ¿dónde quedó tu sentido común?”.
El sentido común puede desarrollarse mediante buen juicio, sensatez, observación, educación y experiencia. Con el tiempo (se supone) aprenderemos a hacer mejor las cosas, pero para aprender de nuestros errores deberemos tener humildad.
A pesar de que desarrollar todos esto lleva su tiempo, siempre estará a nuestro alcance, pero desafortunadamente la mayoría de las veces lo analizamos hasta que cometemos tremendos errores.
Y aunque existe una frase común que dice “nadie experimenta en cabeza ajena”, es importante tener la humildad de aceptar las recomendaciones, sugerencias o advertencias de quienes están a nuestro alrededor, máxime si se trata de nuestros seres amados: padres, hermanos, pareja, etc. que por lógica siempre buscarán nuestro bienestar, evitándonos tragos amargos a causa de no escuchar los consejos.
Desarrollar el sentido común es muy útil, pues nos ayuda que nuestra vida sea más agradable y nos ahorra malos momentos. Además, nos libra de la frustración, la tristeza y la vergüenza de hacer las cosas sin pensar y sobre todo cuando afectamos a terceros, aun cuando nuestros actos no tuvieran mala intención.
El sentido común va más allá de sencillamente seguir un conjunto de instrucciones y reglas detalladas hay que aprender a analizar la información y sacar conclusiones acertadas.
Aunque tal vez queramos atender muchas responsabilidades, tenemos que usar buen juicio y no ir más allá de nuestras fuerzas y capacidades.
El sentido común nos ayudará a encontrar un equilibrio razonable que nos permita lograr lo que necesitamos sin perder la paz.
A tod@s ustedes les deseo que Dios les Bendiga y les recuerdo que ahora es el momento de ser felices…. ¡Hagámoslo!
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