Pepe Naranjo (www.colimanoticias.com)
COMALA, COL. 4 Noviembre 2010 (PN).-La formación y el proceso de cuidado con bases humanistas fue el tema de la conferencia que María Elena Espino Villafuerte, ex presidenta del Consejo Mexicano para la Acreditación de Enfermería (COMACE) dictó frente estudiantes, académicos y profesionistas de la enfermería de todo el país, como parte de las actividades del XXVII Congreso Nacional de la Federación Mexicana de Asociaciones de Facultades y Escuelas de Enfermería organizado por la Universidad de Colima, en el puerto de Manzanillo.
Para dar inicio a su ponencia, la académica señaló que en años recientes la corriente humanística ha ganado terreno en la enseñanza de la enfermería y explicó que se entiende por este enfoque educativo, aquél que ubica al ser humano como valor y preocupación central.
En la actualidad, dijo, se observa un cambio en la postura de los profesionales de enfermería que se dedican a la docencia, al incluir el referente “cuidado humano” (desde el punto de vista humanista, fenomenológico y holístico) en las prácticas, tanto en los modelos de asistencia de enfermería, como en el referente filosófico de los currículos de la disciplina.
Espino Villafuerte señaló que, por el contrario, el modelo tradicional de enseñanza hacía énfasis en el conocimiento técnico-científico; las materias se basaban en las ciencias biológicas y las acciones de enfermería comprendidas como cuidado, se referían a las intervenciones terapéuticas o clínicas.
En este sentido explicó que, “en el presente, los cambios paradigmáticos enfatizan la centralidad en el ser humano-paciente, lo que va de la mano con el aspecto biológico que todavía se hace presente”.
Al hablar sobre los valores para el cuidado humano, la doctora en Ciencias de la Educación por el Instituto de Pedagógico de Postgrado en Celaya, Guanajuato, se remontó a los valores del humanismo clásico como el estudio, la cultura, la formación, la crítica, la nobleza de alma, el equilibrio, el personalismo y el esfuerzo.
“Los valores que debemos tener presentes y que hacen a los hombres más humanos son el amor, la justicia, la virtud, la libertad, la adaptación, la creatividad, la bondad, la autosuperación, la apertura, el diálogo, la actividad, la comprensión, la energía, la esperanza, la tolerancia y la colaboración”.
Por otra parte, María Elena Espino hizo énfasis en las grandes tesis de la pedagogía humanista que los docentes de la enfermería deben atender. En este sentido, señaló que “la acción educadora ha de estimular, guiar y corregir al estudiante; habrá que habituar al futuro profesional de la enfermería a un trabajo intelectual, sistemático y sostenido. Por encima del relativismo ético y del hedonismo, la educación ha de abrir al estudiante una perspectiva de valores ideales”.
En cuanto a la enseñanza humanística en enfermería, dijo que debe incentivar en los estudiantes a una conducta profesional marcada por la demostración de un interés genuino por el ser humano. Es necesario, dijo, “egresar profesionistas capaces de mostrar interés, comprensión, empatía, respeto y responsabilidad en el ejercicio del acto de cuidar, pero sobre todo que tengan un proyecto de vida realizante”.
Sobre la enseñanza centrada en el cuidado así como cualquier otra acción de cuidar, señaló que quien se encarga de dar la atención no lo hace con la finalidad de ayudar al otro a crecer para encontrar la realización personal o llenar sus necesidades, sino que “en el verdadero sentido del término, el ser que cuida se realiza al sentir placer, satisfacción y gratificación por sus acciones, pero sin esperar nada a cambio”.
Por último, Espino Villafuerte explicó que más que una valoración moral externa, el humanismo universalista que puede aplicarse al cuidado en la enfermería, propone “principios de vida” que se relacionan con el registro interno y orientan la conducta hacia la realización de acciones válidas, “esto es aquellas que dan sentido, coherencia y crecimiento interno, como el registro de profunda distensión al ser realizados, el deseo de ser repetidas y la sensación de crecimiento interno”.
María Elena Espino Villafuerte estudió la licenciatura y más tarde la maestría en Investigación Educativa en la U de Guanajuato. Ha realizado varias especialidades como la de Enfermería Periótica, que cursó en el Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez; la especialidad de Educación Abierta y a Distancia, cursada en la Universidad de Guadalajara, y un doctorado en Ciencias de la Educación en el Instituto de Pedagógico de Postgrado en Celaya.
Para dar inicio a su ponencia, la académica señaló que en años recientes la corriente humanística ha ganado terreno en la enseñanza de la enfermería y explicó que se entiende por este enfoque educativo, aquél que ubica al ser humano como valor y preocupación central.
En la actualidad, dijo, se observa un cambio en la postura de los profesionales de enfermería que se dedican a la docencia, al incluir el referente “cuidado humano” (desde el punto de vista humanista, fenomenológico y holístico) en las prácticas, tanto en los modelos de asistencia de enfermería, como en el referente filosófico de los currículos de la disciplina.
Espino Villafuerte señaló que, por el contrario, el modelo tradicional de enseñanza hacía énfasis en el conocimiento técnico-científico; las materias se basaban en las ciencias biológicas y las acciones de enfermería comprendidas como cuidado, se referían a las intervenciones terapéuticas o clínicas.
En este sentido explicó que, “en el presente, los cambios paradigmáticos enfatizan la centralidad en el ser humano-paciente, lo que va de la mano con el aspecto biológico que todavía se hace presente”.
Al hablar sobre los valores para el cuidado humano, la doctora en Ciencias de la Educación por el Instituto de Pedagógico de Postgrado en Celaya, Guanajuato, se remontó a los valores del humanismo clásico como el estudio, la cultura, la formación, la crítica, la nobleza de alma, el equilibrio, el personalismo y el esfuerzo.
“Los valores que debemos tener presentes y que hacen a los hombres más humanos son el amor, la justicia, la virtud, la libertad, la adaptación, la creatividad, la bondad, la autosuperación, la apertura, el diálogo, la actividad, la comprensión, la energía, la esperanza, la tolerancia y la colaboración”.
Por otra parte, María Elena Espino hizo énfasis en las grandes tesis de la pedagogía humanista que los docentes de la enfermería deben atender. En este sentido, señaló que “la acción educadora ha de estimular, guiar y corregir al estudiante; habrá que habituar al futuro profesional de la enfermería a un trabajo intelectual, sistemático y sostenido. Por encima del relativismo ético y del hedonismo, la educación ha de abrir al estudiante una perspectiva de valores ideales”.
En cuanto a la enseñanza humanística en enfermería, dijo que debe incentivar en los estudiantes a una conducta profesional marcada por la demostración de un interés genuino por el ser humano. Es necesario, dijo, “egresar profesionistas capaces de mostrar interés, comprensión, empatía, respeto y responsabilidad en el ejercicio del acto de cuidar, pero sobre todo que tengan un proyecto de vida realizante”.
Sobre la enseñanza centrada en el cuidado así como cualquier otra acción de cuidar, señaló que quien se encarga de dar la atención no lo hace con la finalidad de ayudar al otro a crecer para encontrar la realización personal o llenar sus necesidades, sino que “en el verdadero sentido del término, el ser que cuida se realiza al sentir placer, satisfacción y gratificación por sus acciones, pero sin esperar nada a cambio”.
Por último, Espino Villafuerte explicó que más que una valoración moral externa, el humanismo universalista que puede aplicarse al cuidado en la enfermería, propone “principios de vida” que se relacionan con el registro interno y orientan la conducta hacia la realización de acciones válidas, “esto es aquellas que dan sentido, coherencia y crecimiento interno, como el registro de profunda distensión al ser realizados, el deseo de ser repetidas y la sensación de crecimiento interno”.
María Elena Espino Villafuerte estudió la licenciatura y más tarde la maestría en Investigación Educativa en la U de Guanajuato. Ha realizado varias especialidades como la de Enfermería Periótica, que cursó en el Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez; la especialidad de Educación Abierta y a Distancia, cursada en la Universidad de Guadalajara, y un doctorado en Ciencias de la Educación en el Instituto de Pedagógico de Postgrado en Celaya.
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