COMALA, COL. 4 Noviembre 2010 (PN).- Las patentes, dijo el investigador Jaime Aboites Aguilar, son un claro indicador de lo lejos que se encuentra México de la sociedad del conocimiento, pues en un mundo donde Estados Unidos, Alemania y Japón producen el noventa por ciento del nuevo conocimiento, nuestro país no destaca ni siquiera entre las naciones de América Latina.
Investigador de la UAM-Xochimilco, este experto habló de “Economía y propiedad intelectual: el sistema de patentes posterior al TLCAN”, durante el seminario que organizó hace días la Universidad de Colima para conocer los estudios más recientes sobre la cuenca del Pacífico.
La “economía del conocimiento”, como él llama a la generación y protección legal de las nuevas ideas o inventos tecnológicos, es un activo que le permite a las naciones tener enormes ganancias, tasas altas de crecimiento y generar más empleos. Es el sustento, dijo, de las sociedades de conocimiento basadas en las tecnologías de punta.
Durante años, explicó, el conocimiento era generado principalmente por Estados Unidos y Alemania. Luego aparecieron las naciones asiáticas, con Japón a la cabeza, y hoy la producción de estos saberes se desplaza a oriente, aunque Estados Unidos sigue siendo la economía de mayor capacidad tecnológica y de producción de conocimiento.
Los países asiáticos primero imitaron las nuevas tecnologías y ahora las producen. El problema, dijo, es que el avance de una economía depende de la capacidad que tenga su gente para absorber, para apropiarse del nuevo saber y utilizarlo en la generación de nuevos productos y tecnologías, algo que han hecho bastante bien los países asiáticos y muy poco los países de nuestro continente, a excepción de Brasil.
Jaime Aboites estudió la oficina de patentes de Estados Unidos (USPTO) y se dio cuenta de que en una enorme cantidad de patentes aparecían nombres de científicos nacidos y formados en México, lo cual demuestra por un lado que sí hay talento en el país, y por el otro, que esas personas están siendo enganchadas por las grandes trasnacionales.
En México, dijo, el sistema de patentes está dominado por inventores individuales, mientras que en países como Estados Unidos, Japón y Corea, las patentes pertenecen a las empresas, a grupos o equipos internacionales de investigación.
Nuestro país, comentó para terminar, “basa su crecimiento en los recursos naturales tradicionales, principalmente el petróleo, cuando el conocimiento tecnológico es un factor decisivo para el bienestar de las sociedades, en la creación de empleos y en los flujos de inversión extranjera y local”.
México aún trabaja con el viejo modelo de sustitución de importaciones, “cuando economías como la coreana crearon una estructura industrial que les permitió absorber y utilizar el conocimiento generado en los países desarrollados. Todavía no nos hemos subido al tren de la economía basada en el conocimiento”.
Investigador de la UAM-Xochimilco, este experto habló de “Economía y propiedad intelectual: el sistema de patentes posterior al TLCAN”, durante el seminario que organizó hace días la Universidad de Colima para conocer los estudios más recientes sobre la cuenca del Pacífico.
La “economía del conocimiento”, como él llama a la generación y protección legal de las nuevas ideas o inventos tecnológicos, es un activo que le permite a las naciones tener enormes ganancias, tasas altas de crecimiento y generar más empleos. Es el sustento, dijo, de las sociedades de conocimiento basadas en las tecnologías de punta.
Durante años, explicó, el conocimiento era generado principalmente por Estados Unidos y Alemania. Luego aparecieron las naciones asiáticas, con Japón a la cabeza, y hoy la producción de estos saberes se desplaza a oriente, aunque Estados Unidos sigue siendo la economía de mayor capacidad tecnológica y de producción de conocimiento.
Los países asiáticos primero imitaron las nuevas tecnologías y ahora las producen. El problema, dijo, es que el avance de una economía depende de la capacidad que tenga su gente para absorber, para apropiarse del nuevo saber y utilizarlo en la generación de nuevos productos y tecnologías, algo que han hecho bastante bien los países asiáticos y muy poco los países de nuestro continente, a excepción de Brasil.
Jaime Aboites estudió la oficina de patentes de Estados Unidos (USPTO) y se dio cuenta de que en una enorme cantidad de patentes aparecían nombres de científicos nacidos y formados en México, lo cual demuestra por un lado que sí hay talento en el país, y por el otro, que esas personas están siendo enganchadas por las grandes trasnacionales.
En México, dijo, el sistema de patentes está dominado por inventores individuales, mientras que en países como Estados Unidos, Japón y Corea, las patentes pertenecen a las empresas, a grupos o equipos internacionales de investigación.
Nuestro país, comentó para terminar, “basa su crecimiento en los recursos naturales tradicionales, principalmente el petróleo, cuando el conocimiento tecnológico es un factor decisivo para el bienestar de las sociedades, en la creación de empleos y en los flujos de inversión extranjera y local”.
México aún trabaja con el viejo modelo de sustitución de importaciones, “cuando economías como la coreana crearon una estructura industrial que les permitió absorber y utilizar el conocimiento generado en los países desarrollados. Todavía no nos hemos subido al tren de la economía basada en el conocimiento”.
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