MADRE SOLTERA
Gracias al don divino de concebir que nos regalara a las mujeres el Creador y la naturaleza, y el maravilloso sentido de pertenencia que se crea durante el periodo de gestación, nos convertimos generalmente en auténticas guerreras y luchadoras incansables por nuestros hijos.
A lo largo de mi vida me he encontrado a un sinnúmero de mujeres (madres de familia) que por diferentes circunstancias se encuentran educando, luchando, trabajando sin escatimar esfuerzo alguno para conseguir lo necesario para sus hijos, dentro de sus posibilidades…. pero solas, completamente solas.
Es un tema que se debe tratar con mucho delicadeza, pero sobre todo con gran respeto para todas aquellas mujeres que por decisión propia o como resultado de una canallada, se convierten en madres solteras, porque que se sienten capaces de afrontar social y económicamente este compromiso de suyo delicado, decididas a llevar ambos roles.
Valoremos la decisión de aquellas mujeres que aman, se entregan y son capaces de dar la vida por el hombre que creen será el compañero de su vida y que al darse cuenta que por miedo, cobardía o sencillamente porque no se sienten preparados para afrontar una situación de esta magnitud, las abandonan, muchas veces sin una explicación o sin volver a dar la cara.
En ese momento, ellas se dan cuenta que vienen momentos tremendamente difíciles, pero también saben que tal vez sin quererlo esa persona les ha dejado el más hermoso regalo -un hijo-, y al mismo tiempo la misión suprema: dar vida, brindar confianza, alentar esperanzas, cumplir sueños, curar heridas, sanar el alma… transformando cada acción en escudos que las hacen ganar cualquier batalla, y volviéndose su razón para seguir luchando.
También están aquellas mujeres que habiendo tenido un hijo dentro de una familia “debidamente” constituida, de pronto se quedan solas por algún acontecimiento o desgracia que les arrancó a sus esposos de su lado.
Para todas ellas, las mujeres que se convierten en madres solteras (o solas, por viudez, divorcio o separación), todo mi reconocimiento y admiración, por su fortaleza, dedicación y empeño; por su tenacidad, férrea voluntad y fe inquebrantable; por la entrega día tras día para sacar adelante a sus hijos y hacerlos hombre y mujeres de bien.
Pero sobre todo, quiero manifestarles mi respeto por tomar una decisión tan importante y difícil a la vez, de preservar el don de la vida, superando cualquier miedo al rechazo social e incluso familiar, pues tuvieron la valentía de enfrentar los prejuicios de la sociedad y la familia que critica y juzga, sin saber las circunstancias que las llevaron a ser madres solteras.
Creo que tanto gobierno como sociedad, y sobre todo al interior de los núcleos familiares, debemos fomentar una comunicación abierta y clara con nuestros hij@s, para hacerles ver que tales acontecimientos alterarán sus proyectos de vida y que tomen conciencia de la enorme responsabilidad que esto implica.
Pero también debemos tener claro que ser madre soltera generalmente es una circunstancia del destino, que las hace aprender y pone a prueba sus capacidades, descubriéndose como mujeres fuertes, con un caudal de sentimientos, dignidad y entereza que tal vez ni siquiera ellas conocían, y que las impulsa a seguir adelante.
Es maravilloso conocer a estas valientes mujeres y darnos cuenta que supieron asimilar y entender que un hijo debe considerarse una bendición, nunca una carga o pecado, aun cuando llegue en condiciones adversas, ellas entienden perfectamente que con ese ser ya tienen a su lado el verdadero amor y no es precisamente aquel que se alejó y las abandonó.
No te turbes si eres madre soltera: ve (de ir y de ver) hacia adelante; sigue defendiendo a tu hij@ con esa fuerza que sólo tú tienes y llénate de ternura que le demuestre que tienes un corazón que late, que siente, que vibra, pero sobre todo, que sabe amar.
En el mes de mayo que se conmemoró el “Día de las Madres”, les deseo toda la felicidad del mundo y decirles que para mí son tan madres como cualquier otra y que lo único que marca diferencia es un papel firmado, que dicho sea de paso muchas veces sirve para nada. Desde mi perspectiva personal, son madres con un plus, al cumplir con ese doble rol.
A todas las mamás del mundo, y de manera especial a mi amada madre Hilda González Figueroa de Naranjo, les deseo que Dios las Bendiga y les recuerdo que ahora es el momento de ser felices…. ¡Hagámoslo!
Publicado en el Diario de Colima (Suplemento Diario Mujer), el miércoles 1 de junio de 2011